Carta de un cliente enfadado por el trato recibido… Digna de leer y siempre tener presente a la hora de saber la importancia de nuestro cliente:
Querido empleado:
¿Te recuerdas de mí? La otra vez os visité , cada vez que te visito me gusta que me recuerdes y me saludes con amabilidad y cortesía. En otras palabras, quiero que me hagas sentir a gusto e importante.
Quiero decirte que a veces espero con paciencia, aunque sé que no es realmente necesario. Pero me haces esperar. Te pido por favor que no dispongas de mi tiempo. Se que tu trabajo es muy intenso y siempre estás ocupado pero, quisiera que me tomes en cuenta en todo momento y que me pidas consentimiento si debo esperar.
No me gusta que interrumpas mi asunto cuando me atiendes para dar preferencia a otros; apelo a tu buen criterio y que sepas dar prioridades a tu trabajo, si me pones a mí en primer lugar mejor. Edúcanos a nosotros tus clientes cuando debemos esperar nuestro turno con cortesía y buen tacto.
Pienso que cuando te vuelvo a ver recordarás que he sido tu cliente durante mucho tiempo. Cuando trato un asunto contigo pienso que me recordarás. No me hagas volver a repetirte infinidad de veces lo mismo. Cuando lo haces, me parece que nunca te he interesado y que no tengo esperanza de que resuelvas mis necesidades. He querido conocer tu empresa, comprar aquí y me gustaría que me trataras como alguien importante para ti y para tu empresa.
Recuérdame por favor, –no me digas mentiras-. No me digas que espere un segundo, no me digas que me llamarás más tarde, no me ordenes que te espere –pídeme consentimiento-, si haces un compromiso conmigo por favor cumple; mantenme informado del avance de mis asuntos y por favor infórmame bien de los trámites o requisitos que debo cumplir: no me hagas dar vueltas innecesariamente. No le des prioridad al teléfono cuando me atiendes, yo me tome las molestias de estar ahí la otra persona no.
Voy a tu empresa porque para mi es práctico, me gusta entrar aquí, me queda cerca, encuentro lo que necesito, son muy buenos los servicios y productos que ofreces, las instalaciones son adecuadas y funcionales, un ambiente agradable, tienes un amplio prestigio y equipo moderno, encuentro lo que necesito, tu empresa promete mucho con la gran publicidad nacional y local. Por favor no me hagas cambiar de opinión con tu pésimo trato o indiferencia.
Sé que tienes problemas como toda la gente porque también eres humano. Sé que té cansas o que estas muy ocupado, pero comprende que debes superar todo eso por ti mismo. Yo soy tolerante contigo pero hasta cierto punto.
Algunos clientes se enojan más rápido que yo; pero yo también me se enojar, por favor no llegues a ese límite. Puedo no manifestarte lo que pienso de ti, pero me quedo con un sentimiento muy profundo que posteriormente puede ser mi motivo para cambiar de empresa. Quizá no te lo diga, pero puedo despedirme de ti con una gran frustración por tu proceder.
Los empleados son objeto de muchas presiones, pero es parte de tu trabajo.
Debes manejarte con profesionalismo y con madurez, ése es tú reto. ¡No puedes pasarte el tiempo en crisis! De lo contrario no mereces ocupar el honroso puesto que tienes. Te toleraré por ahora, pero no te equivoques. A la larga yo voy a ganar. ¿Sabes porqué? Porque existen muchas otras empresas que se pelean porque yo sea su cliente y están dispuestos a darme lo que tú no has sido capaz de darme: cortesía y atención.
Necesito que cuando vaya a tu empresa, me encuentre a un vendedor sonriente que manifieste que está contento con su trabajo; a través de sus actitudes, modales, forma de mirar, la forma de conversar conmigo, la forma de interesarse en mis necesidades y la forma de ayudarme a solucionar mis problemas; que me haga sentir bienvenido y confortable desde que llego hasta que me voy. No me hagas sentir un “número de cuenta”, soy también una persona como tú.
Me decepcionas cuando me dices: ¡No sé!, ¡No está la persona encargada!,
¡No tengo los datos!, ¡Que no tienes que ver en el asunto!, ¡No sé a que hora llega!, ¡No hay! Por favor, interésate en mi asunto y dame una alternativa, aunque no seas directamente responsable de atenderme. Quiero tener una buena imagen de todas las personas que trabajan ahí.
Me molestas cuándo: ¡No conoces lo que ofreces!, ¡Tienes desordenada tu área de trabajo!, ¡No me haces caso!, ¡Me haces esperar!, ¡Te pones a conversar con tus compañeros cuando me atiendes!, ¡Gritas o utilizas palabras inadecuadas!, ¡Eres vulgar!, ¡Eres confianzudo conmigo!, ¡No me tienes consideración!, ¡Te crees muy autosuficiente!, ¡No me dejas hablar con libertad!, ¡Te desesperas cuando me atiendes!, ¡Me presionas a tomar una decisión!, ¡ Me quieres ofrecer algo que no me convence!, ¡Té molestas por mi inseguridad!, ¡Te vistes mal o que tienes malos hábitos de higiene personal!,
¡Atiendes a un conocido tuyo que no espero su turno!.
Se que para ti es muy importante tu trabajo y procuras conservarlo. Pero espera, para mi es importante el asunto que quiero tratar contigo y necesito recibir de ti lo que espero. No me hagas arrepentirme de haber estado contigo.
Recuerda que después de mi visita a tu empresa hago un análisis de todo lo sucedido y no te quiero responsabilizar por algún malestar. Recuerda que me conformo cuando es necesario pero, eso si, nunca olvido. Tomo en cuenta todo lo sucedido para decidir mi próxima visita a tu empresa. Tu empresa promete un buen servicio por el que estoy dispuesto a pagar.
Puedo perdonar tus errores pero no tus actitudes. De veras que aguanto mucho: descortesía, falta de consideración, tu mal carácter, tus frustraciones, tus complejos y hasta tu estupidez. Pero no se te olvide. Aunque no te lo diga, a veces puedes decepcionarme.
Pero el gusto que me da es que siempre gano, solo porque sé que no debo ser tu cliente, ya sé que nadie me obliga a tratar contigo: sé que puedo ir a donde se interesen realmente por mí. Y ¿sabes porqué?, soy nada menos y nada más que EL CLIENTE. Tengo tanto poder que no te imaginas. Puedo destruir tu imagen en menos tiempo del que tardaste en formarla. Puedo opinar con mis amigos acerca de ti y destruirte antes de que te conozcan. Puedo hacer de ti algo indeseable y negativo para todos mis colegas: Los clientes.
Con mi indiferencia haré angustiosa tu espera de que llegue a utilizar tus servicios pero no me volverás a ver. Nunca te diré que es lo que me molesto, será tu problema saberlo. Hay muchas empresas a donde yo puedo ir que realmente quisieran atenderme. Los clientes como yo, ya tenemos suficientes problemas como para que un vendedor como tú sea también un problema. Si no hay un buen servicio, me voy. No alego, no me quejo, no me exalto. Solo nunca regreso y… ¡YA!
Eso no es todo, como cliente me comunico con los demás colegas, los clientes, acerca de tus faltas y mal servicio, tus descortesías, tus actitudes. De modo que no te conviene tenerme como tu enemigo. Puedo hacer una labor discreta y lenta para destruir tu imagen y la de tu empresa. Cuando fracases te preguntarás: ¿En que fallé? Simplemente porqué nunca me tomaste en cuenta.
Preferiste tu forma de ser. Preferiste tus intereses. Preferiste actitud y tus ideas. Ahora véndete tu solo. Los clientes como yo nos encontramos hambrientos de un buen servicio. Cuando encontremos empleados eficientes, corteses, bien capacitados, que miran a los ojos y que hacen algo extra para complacernos, nos sentimos con deseos de regresar. A veces por el mismo vendedor que nos atiende. A pesar, a veces, de la misma empresa. Si me tratas como persona, yo te trataré igual. Quiero seguir contigo y mantener una buena relación de amigos indefinida.
Ayúdame a lograrlo. Siempre que me recuerdes a mi, yo te recordaré a ti con afecto.
Firmado.
Tu Cliente.